El parque de Sami Abdulrahman, El jardín del olvido.

30 Nov El parque de Sami Abdulrahman, El jardín del olvido.

 La guerra entre Irán e Irak en la década de 1980 y el genocidio contra el pueblo kurdo por parte de Saddam Hussein, en 1983 y 1988 que se saldó con más de 190.000 muertos y mas de 212.043 familias deportadas, de una población total que no llega a los cinco millones de habitantes; miles de pueblos del kurdistán arrasados, ha dejado un panorama en el Kurdistán Iraquí devastador. Las campañas de limpieza étnicas de Saddam, se han comparado con las que usaron los nazis contra los judíos en los campos de concentración. Es precisamente en el mismo lugar donde se ubica el parque de Sami  Abdulrahman, donde Saddam Hussein tenía su campo de concentración y exterminio para el pueblo kurdo. Los supervivientes se refugiaron en campos de acogida de Turquía e Irán, empezaron a regrasar a su país tras la decisión de la ONU que declaró al kurdistán Iraquí como zona de exclusión Aérea en Marzo de 1991, tras la primera guerra del golfo.

El parque de Sami Abdulrahman, se encuentra en el corazón de la ciudad de Erbil, capital del Kurdistán Iraquí, es el parque mas grande de Irak y también de Oriente medio.

hay que destacar en este parque la inmensa colección de rosales que posee y que ocupa muchas hectareas, llenándolo en primavera de una gran fragancia y color, pero lo que más me impresionó y llegó al alma, es el saber su historia, en este mismo lugar que ahora ocupa el parque, estaba el campo de concentración de Sadam Hussein creado para el exterminio del pueblo kurdo, en este mismo lugar, sufrieron y murieron miles de personas a manos de Sadám,  el pueblo kurdo, tras la exclusión aérea dictada por la ONU después de la primera guerra del golfo, en Marzo de 1991, destruyó totalmente este campo de concentración y entre todos construyeron este gran jardín, por un lado para honrar y glorificar a todos los hombres mujeres y niños allí asesinados, y por otro lado, para olvidar lo antes posible aquel horror padecido durante tantos años y forjar una nueva historia. Ahora se respira allí alegría y felicidad, las familias comen en la hierba y te invitan a compartir su comida y compañía a nada que los saludes desde lejos, los niños rien y juegan por todas partes, ahora aquí se respira felicidad, Dios quiera que sea para siempre, que esta historia no se vuelva a repetir mas en ningún lugar del mundo. Me gustaría ver para siempre la felicidad del pueblo kurdo en el parque de Sami Abdulrahman, el jardín del olvido.